Susana es rural por vocación y geóloga por profesión. De alma un poco Mari Flores con tendencia a anidar en las cunetas junto a los almendros viejos. Muy de lindes, no se siente ni de camino ni de sembrado, cuando está frente a su adorado mar se acuerda constantemente del bosque de su niñez, cuando pasea por las estepas no puede dejar de pensar en las olas y sus piedritas pulidas.
Ha elegido llamarse Marimar para escribir versos enfáticos y contradictorios que se empeñan en recordar que hay que hablar de amor, aunque sea crudo y cruel. Y Mercedes para firmar prosa de ficción, ha publicado una novela -larga, más de doscientas treinta páginas- y siete poemarios.